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- Un viaje cultural por LA SIERRA DE FRANCIA (pdf) [3.575 KB]

- Folleto turístico LA SIERRA DE FRANCIA (pdf) [1.049 KB]

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Miranda del Castañar

Sobre un promontorio rocoso, en pleno corazón de la Sierra de Francia, se levanta la villa de Miranda del Castañar. Sólidas murallas circunvalan la localidad, en la que sobresalen las solemnes torres del Homenaje de su castillo y la de las Campanas, contigua pero separada de la iglesia parroquial.
La antigua plaza de armas de la fortaleza, trasformada en tiempo de festejos en coso taurino, y la antigua alhóndiga conducen al interior de la villa a través de la puerta de San Ginés. Un paseo por la calle Derecha permite descubrir casas con escudos nobiliarios como la del Escribano, Los Tejeda, las Carnicerías o la propia Cárcel.
Por la antigua muralla que la rodea y sus cuatro puertas que dan acceso a la zona histórica: la de San Ginés, la de la Villa, la de Nuestra Señora y la del Postigo, edificios notables: La Torre de las Campanas, que data del siglo XVII, situada en la plaza de la Iglesia; y el edificio de la Alhóndiga, sede actual del Ayuntamiento, que fue construido en 1585.
Al final de la calle se puede salir de la muralla por la puerta del Postigo, recorriendo la cerca por su muro exterior. Puertas, callejuelas y pasadizos trasladan al viajero al pasado, recordándole otras culturas de estos parajes, como la árabe o la judaica.
Miranda del Castañar conserva dos de las cinco ermitas que tuvo: la del Humilladero y, fuera del recinto amurallado, la de la Virgen de la Cuesta.

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El Condado de Miranda

Su construcción parece remontarse a los siglos XIV y XV sobre otra antigua defensa. De hecho, a la vista de diversos vestigios, algunos consideran que este primer recinto pudo acoger a la legendaria Orden de los Caballeros Templarios con fines hospitalarios.

El castillo constituyó el hogar y cuna del Condado de Miranda, villa que en la Edad Media ostentó el señorío de gran parte de la Sierra de Francia. Alcanzó su esplendor en 1547, año en que se hizo realidad el Condado en la persona de Diego de Zúñiga.

Tuvo cierto uso palaciego, aunque predomina su sobriedad. La planta es trapezoidal, rematada en las esquinas por sólidos cubos cilíndricos en los que se abren troneras y saeteras. La torre principal presenta un remate amatacanado, con ménsulas lobuladas muy próximas.
La fortaleza preside la entrada al recinto histórico de la villa, al que se accede por la puerta de San Ginés. De propiedad privada, se puede contemplar en su integridad desde la plaza que se abre ante él. También es aconsejable recorrer el camino o paso de ronda, que se mantiene en su mayor parte.

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Las Águedas en Miranda del Castañar

Cualquier pretexto es bueno para acercarse a Miranda del Castañar; pero si la fecha coincide con los primeros días de febrero encontramos una razón fundada: contemplar y participar en la singular celebración de la festividad de las águedas. En febrero los rigores invernales aún acechan; pero ya las noches menguan, mientras la luz solar acrecienta su recorrido en los vetustos relojes de piedra incrustados en las paredes de algunas casas nobles mirandeñas.
Miranda del Castañar recibe al visitante con el castillo de los condes como anfitrión. Y lo acoge en una plaza cerrada en dos de sus flancos por antiguos burladeros pétreos. Si el forastero se decide a cruzar la puerta de la muralla, que se abre en uno de los lados del castillo, se apresta a conocer uno de los más bellos conjuntos de arquitectura entramada serrana y de casas blasonadas. Esta antigua nobleza ha dejado también su impronta en algunas celebraciones religiosas y profanas, como sucede con la festividad de Santa Águeda. Las "águedas" son una de las fiestas más populares de Castilla y León. Pero en pocos lugares alcanza una belleza plástica tan sobresaliente como en Miranda del Castañar.

EL BAILE DE LA BANDERA

traje de la mayordoma

Si el viajero llega a Miranda desde Salamanca, es probable que en su camino se crucen otras aguederas, como las de Aldeatejada o Linares, que con buen humor le pedirán una aportación económica y a cambio le ofrecerán perrunillas y otros dulces.
Llegados a nuestra villa serrana, conviene detenerse ante la imagen de la santa que allí se venera. Es una escultura barroca, de pliegues abultados, tallada probablemente en el siglo XVII, lo cual puede darnos una idea aproximada de la antigüedad de su celebración. Sus mayordomas la adornan con collares y pendientes de filigrana charra. Se la representa como una joven que sostiene en su mano izquierda una bandeja, sobre la que se hallan los pechos cortados que aluden a su martirio. Pero los elementos festivos más destacables de su conmemoración son la música, la indumentaria y, sobre todo, el baile de la bandera.
La bandera se hace con un pañuelo de seda, atado a un palo. La alcaldesa, con el brazo izquierdo en jarras, sujeta siempre la bandera con su mano derecha, alzada a suficiente altura para pasar sobre la cabeza de los asistentes, que se disponen en círculo. El tamborilero marca el ritmo con el tamboril. Cuando la gaita introduce la melodía, ella da una vuelta en torno a los presentes, con un paso procesional y majestuoso. Posteriormente, situada en el centro y en posición hierática, agita la enseña tres veces a su izquierda y otras tantas a su derecha, para terminar envolviéndose en ella.
El baile de la bandera vuelve a realizarse por segunda ocasión; pero esta vez con un varón (antiguamente era el marido de la alcaldesa) tumbado en el medio. Postrado sobre capas o paños, ve cómo ella pone un pie sobre él, como símbolo del dominio femenino. La danza se repite por tercera vez y termina con el aplauso de los asistentes y la entrega de la bandera a las mayordomas.

GAITA Y TAMBORIL

La música es también un elemento esencial de la celebración. El sonido del tamborilero crea el ambiente festivo. Él marca los momentos de inicio y fin en todos los actos e interpreta las melodías de "charradas" y "picaos" que se bailan en la plaza. Hay además un canto especial vinculado con la festividad: la alborada.
La festividad brilla además por la belleza de la indumentaria serrana. Las mayordomas cubren su pecho con jubones o chambras, ocultos a veces con mantones de Manila o pañuelos estampados. Visten sayas de vivos colores, con diferentes tipos de mandiles. La alcaldesa se toca con sombrero masculino, de copa redonda y ala corta.

www.franciaquilamas.com Tel. 699132113 - 916732812 - 916732780 - e-mail Eloy Bullón, 18 - Santibañez de la Sierra - SALAMANCA - Castilla y León (ESPAÑA)