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apartamentos Francia-Quilamas, 1ª CLASE 3 llaves

apartamentos Francia-Quilamas, 1ª CLASE 3 llaves, AT-JCyL-37/017

- Un viaje cultural por LA SIERRA DE FRANCIA (pdf) [3.575 KB]

- Folleto turístico LA SIERRA DE FRANCIA (pdf) [1.049 KB]

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Mogarraz

Entre tupidos bosques de robles se levanta la villa de Mogarraz, una de las localidades de la Sierra de Francia que mejor ha sabido mantener sus tradiciones. Una forma de conocerla es adentrarse sin rumbo fijo por sus calles y rincones. Ello te permitirá descubrir una bella arquitectura de entramado y riginales dinteles, frecuentemente grabados con alusiones religiosas.
Recorra sus calles buscando el rumor cercano de alguna fuente o el seductor aroma de las bodegas caseras. Atraviese pasadizos o remonte callejuelas empinadas. Descubra insólitos cruceros y escudos de viejos linajes o de la temida Inquisición. Deténgase en la ermita del Humilladero o acérquese hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves.
Allí, a la sombra del campanario, se celebra en agosto el Ofertorio a Nuestra Señora, entre el bullicio de la fiesta y el hondo sentir religioso de las gentes. Es una ocasión única para admirar las ricas indumentarias y joyerías serranas que abandonan por unos días el resguardo de arcas y baúles.
Y si prefieres naturaleza en estado puro, en bella sincronía con el arte, no lo dudes y recorre el Camino del Agua, un paseo para recordar.

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esencia serrana entre callejuelas

En un entorno natural de sugerente belleza se alza la villa de Mogarraz, que guarda celosa la esencia serrana y una preservada arquitectura tradicional. Perderse por las callejuelas de este hermoso conjunto histórico permite descubrir sorprendentes entramados y dinteles, entre olores de bodegas familiares y ecos de viejas juderías.
Una suave ladera que desciende hasta bañarse en las aguas del río Milanos, cuajada de tupidos bosques de castaños, madroños y cultivos de cerezos y otros árboles frutales, cobija un suave promontorio en donde se ubica su caserío, uno de los de mayor belleza y singularidad de toda la Sierra de Francia.
Declarada Conjunto Histórico en 1998, esta villa constituye una de las localidades serranas en donde los avatares del desarrollo turístico no han mermado las peculiares características de su valiosa identidad cultural y urbana.
Sus calles se aprietan como si el solar le fuera exiguo, en una composición característica y común en otras poblaciones de aquellas tierras, recordando herencias de pobladores árabes y de juderías que se escondieron en tan singulares parajes huyendo de persecuciones orquestadas en lejanas cortes.
En sus sinuosas y estrechas calles se levantan magníficos ejemplos de la arquitectura tradicional de la Sierra de Francia, con bellos modelos de la casa de entramado desarrollada en altura. La vivienda se torna airosa, en comparación de la del llano, y gana verticalidad para organizar su habitabilidad adaptándose a las características del entorno, a su climatología y a los frutos de sus feraces tierras.
Las bodegas, junto a antiguas cuadras, reciben al visitante, contiguas al portal y a la escalera que da acceso al primer piso que recoge la sala y las alcobas. Desde allí, otros escalones propiciarán la subida a la cocina pródiga en curiosidades y en soluciones útiles e imaginativas.
El trashoguero, el sequero, el cenicero, el horno, el entremijo…, todos cumplían funciones primordiales para la familia que se reunía habitualmente en este espacio diseñado bajo el sobrao y la solana, postrera estancia en donde el humo se tornaba garante de perdurabilidad para muchos de los productos que serían la base de preciadas y futuras manutenciones.

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Enigmáticos dinteles

cruces, ánimas, leyendas...

Aventúrese al descubrimiento de las enigmáticas imágenes y símbolos tallados en los dinteles de sus viviendas, adivine cruces, ánimas del purgatorio, escudos de la Inquisición, tallas de barricas o incomprensibles leyendas, y deténgase ante algunos de estos excelentes ejemplos de arquitectura popular que aún hoy engalanan sus calles. Deduzca, con sosiego, la disposición interior de las estancias que le hemos enunciado, perceptibles aún tras sus fachadas.
Dedíquese a deambular sin rumbo y sin recelo de perderse por las callejuelas de Mogarraz y se sorprenderá ante pasadizos, callejones, recodos, umbrías y solanos. Requiebros todos que esconderán escalinatas, cuestas, algunas fuentes o diáfanas plazas como la que preside su templo mayor, erigido en honor de Nuestra Señora de las Nieves.

Orfebres y guarnicioneros

De tan históricos ancestros reúne Mogarraz otros atractivos como los que esconden sus artesanías. Orfebres, herederos de antiguos maestros y orives, muestran su buen hacer transformando la plata, el oro y el azabache en artísticas filigranas, combinando diseños ancestrales y tendencias actuales.
Y si prefiere la piel y los curtidos, acérquese hasta el solar del guarnicionero para proveerse de calzados y aparejos fabricados a mano, a la antigua usanza, con la garantía de adquirir una verdadera obra de arte.
Aún no dejamos al viajero que dé por terminadas sus adquisiciones. Todavía podrá optar por comprar algún sabroso embutido o descubrir el sinfín de matices que esconde un sencillo asado de carne o los múltiples sabores con los que se sorprende el paladar ante un guiso de cabrito o un limón serrano.
Como colofón a su visita recorra los alrededores de la localidad y eleve su vista hasta vislumbrar las, no muy lejanas, cumbres de la Sierra de Béjar y las más agrestes de Gredos. El contraste de la nieve con los verdes y ocres de su entorno será un buen contrapunto colorista para poner fin a su visita y para prometerse acudir a estos lugares en otras épocas y estaciones.

Museo etnográfico "Casa de las Artesanías"

En plena plaza mayor de una villa que es, toda ella, un museo, el visitante hallará un sencillo pero atractivo montaje centrado en las artesanías más representativas de la Sierra de Francia.
En la planta baja, hallaremos la recepción y una surtida tienda de souvenirs y productos artesanos de la tierra.
En la primera planta varias salas nos llevan, primero, por el mundo de la joyería tradicional y, después, por el oficio de zapatero. En ambos casos se exponen de forma didáctica el proceso y resultado de ambos oficios.
En la segunda planta se dedica un espacio al mundo del bordado tradicional, sus técnicas y motivos. También hallaremos un par de estancias que reproducen una sala y una alcoba típicas, decoradas a la antigua.
Finalmente, en la parte alta, se explican las diferencias entre los diversos trajes tradicionales de la provincia y se exhibe un interesante audiovisual.
Entrada: 2 € (para grupos consultar).

www.franciaquilamas.com Tel. 699132113 - 916732812 - 916732780 - e-mail Eloy Bullón, 18 - Santibañez de la Sierra - SALAMANCA - Castilla y León (ESPAÑA)