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- Un viaje cultural por LA SIERRA DE FRANCIA (pdf) [3.575 KB]

- Folleto turístico LA SIERRA DE FRANCIA (pdf) [1.049 KB]

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San Martín del Castañar

Nos encontramos en uno de los conjuntos históricos de Salamanca, declarado como tal en 1982, en pleno parque natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, en un espacio privilegiado que ha merecido la reciente catalogación como Reserva de la Biosfera.
Un simple vistazo a nuestro alrededor trae a nuestra memoria la imagen de bosques umbríos, de extensos robledales, castaños centenarios y abrigos donde se esconden diminutos huertos abancalados, donde fructifican toda suerte de frutales y hortalizas de temporada. La localidad se asienta sobre un suave cerro, descolgándose por sus laderas que buscan las aguas del río Francia. Su punto culminante lo ocupa el antiguo castillo, orgulloso testigo de un pasado medieval de esplendor.
Será en el siglo XII cuando aparezcan las primeras referencias a San Martín del Castañar, tiempos en los que la repoblación del occidente peninsular trae, de manos de Don Raimundo de Borgoña, a gentes venidas de tierras lejanas que aportaron denominación y nombres a estos parajes. Aún hoy muchas familias ostentan apellidos referentes a los repobladores francos. El mismo topónimo de la localidad parece aludir a un santo francés, San Martín de Tours, patrono de la misma.

Herencia de culturas

Su nombre hace referencia a tiempos de repoblación de gascones que en época medieval llegaron hasta la Sierra de Francia. De aquellos tiempos perduran nombres, topónimos y advocaciones en los pueblos de la comarca.
Rodeado de tupidos arbolados y fértiles huertos, sus tejados apretados cubren el caserío, del que sobresale la espadaña de la iglesia y la figura recortada de la que fue airosa torre del homenaje del castillo. Patrimonio que se disfruta con el paseo por sus calles, como el que parte desde la fuente del concejo y el portalón, y que te llevará a descubrir interesantes ejemplos de la arquitectura tradicional de entramado serrano, antiguas casas blasonadas y la iglesia con precioso artesonado mudéjar.
Más adelante te espera la antigua plaza de toros, que ocupa la que fue plaza de armas del inmediato castillo. En el recinto del este último se localiza el Centro de interpretación de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia.
En el otro extremo del pueblo se halla otro de los rincones más sugerentes, el que incluye el puente, parque, lápidas romanas, restos de calzada y viejas ermitas; un idílico lugar de paseo y descanso.

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blasones y artesonado

Retomemos nuestra andadura y dirijámonos, sin posible pérdida, hacia la Plaza Mayor. Muy pronto accederemos a este irregular espacio en el que destaca, por su contundencia, la vieja Fuente del Cubo, singular manantial que en su día presidía su centro y que ha acompañado con su sonido y su frescor la vida y el trajín de los vecinos desde el siglo XVI.
En torno a nosotros se encuentran las conocidas como Escuelas Viejas y casi enfrente el atractivo conjunto del Ayuntamiento. Esta edificación se adorna con un gran portalón que aglutinaba algunas de las construcciones más importantes del municipio. En su alrededor se disponían la carnicería, la antigua alhóndiga, el mesón, la taberna y la cárcel, además de las propias dependencias del concejo.
Junto a él también existió el llamado Palacio del Obispo, hoy convertido en humilde vivienda, que debió de recoger a tales mandatarios y a sus emisarios en las ocasionales visitas a sus dominios. Con todo, el conjunto se muestra armónico en su diseño y conservación, conformando una de las más características imágenes de la población.

castillo y puente medieval

Nos encontramos en la parte más elevada del pueblo, en un promontorio que se descuelga en fuertes pendientes hacia el próximo río Francia, un lugar idóneo para la defensa, aprovechado para levantar estos muros, allá por el siglo XV. Al acceder al castillo por una puerta adovelada, con arco apuntado, entraremos en un espacio donde la quietud y la paz acompañan a las lápidas del cementerio que le aporta uso. Los restos de sus dos torres aún son perceptibles, así como los vestigios de sus dos cercas y de otras construcciones que completaban la fortaleza. Este espacio se ha realzado recientemente gracias a una interesante iluminación interpretativa. Entreténganse en la contemplación de muros y paramentos e imagínese los numerosos avatares que sufrieran sus moradores.
Con la imaginación
puesta en otros tiempos y personajes nos encaminamos hacia el exterior retornando hacia el templo parroquial y buscando la calle del Camino Nuevo, que nos llevará hasta el extremo opuesto de San Martín. Al comienzo de la citada calle, junto a varias casas blasonadas, se conserva el que fuera el Antiguo Hospital y la antigua Capilla de la Vera Cruz, sencillo edificio de piedra que conserva en sus inmediaciones un curioso crucero con alegorías a Adán y a los padecimientos de la pasión de Cristo.
Reanudado el paseo recorremos la calle pasando junto a las “escortinas”, amplio espacio comunal próximo a las escuelas. Nos encaminamos hacia el parque, en el norte del pueblo. Accederemos a él atravesando un puente de origen medieval. Surge entonces un amplio espacio en el que se desperdigan singulares construcciones que junto al verdor dominante proporcionan un entorno de gran belleza. La primera de estas edificaciones es la ermita del Socorro o de San Sebastián. Su origen se remonta al siglo XV, estando formada por tres volúmenes alineados que decrecen hacia la cabecera. Frente a ella, se conservan recuperados los antiguos lavaderos.
En el extremo superior del parque descubrimos otra ermita, la del Humilladero. A través de una antigua calzada nos acercamos hasta este singular edificio, que estuvo bajo los cuidados de la Cofradía de la Vera Cruz o de la Pasión. Su singular estructura abierta en tres de sus lados y protegida por una reja permite contemplar su interior cubierto con una armadura de madera. Como el entorno apacible invita al descanso, cedan a tan amable tentación, antes de retornar al casco urbano. Y cuando lo hagan deténganse de nuevo en la contemplación de los excelentes ejemplos de arquitectura tradicional que protagonizan su caserío y le aportan gran parte de su reconocido encanto.

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Iglesias y Conventos

Sigamos en dirección opuesta a la que accedimos a la plaza, encaminándonos hacia la iglesia. De camino surgirán ante nosotros sólidas construcciones que cumplen con la tipología de la vivienda de entramado serrano. Algunas de ellas se adornan con blasones o con elementos de cantería en dinteles y jambas que denotan su antigüedad y la categoría de sus moradores. La calle se abre a una sencilla plazuela dominada por la esbelta espadaña de la iglesia parroquial.
La contemplación detallada del templo permite reconocer su factura en distintas épocas, desde el acceso septentrional, fechado en el siglo XIII, hasta su cimborrio y capilla mayor, del XVIII. Su interior se articula en tres naves delimitadas por grandes arcos que parecen remontarse a los orígenes de la construcción. De todo el templo destaca la cubrición de su nave principal, con una bella armadura mudéjar ochavada, con tirantes y singular lacería y la de las capillas de su cabecera. La del Evangelio con bóveda de terceletes y la Espístola con armadura ochavada de lacería dorada.
No abandonaremos el templo sin disfrutar de la contemplación de los diferentes retablos que adornan sus cabeceras. De distinta época, contienen notable imaginería, destacando la imagen de la Madre de Gracia que preside el testero de la nave de la Epístola; representa a la Virgen Madre y era la imagen titular de uno de los monasterios abandonados más sugerentes y atractivos de toda Salamanca, el cercano de Nuestra Señora de Gracia.
En la plazuela de acceso a la iglesia destacan algunas bellas casa blasonadas; tras ello, nuestros pasos se dirigirán hacia el antiguo castillo. Pronto alcanzaremos una gran plaza de toros en la que se observan sencillos burladeros de piedra. Esta explanada antecede la entrada a la fortaleza protegida por un doble recinto amurallado y pudo ser utilizada en la antigüedad como corral de concejo.

Centro de la Reserva de la Biosfera

Asomado al río Francia se levanta el castillo de San Martín del Castañar. Las crónicas ya lo mencionan en el siglo XV como castillo palaciego, y también como hogar del matrimonio de la hija del Conde de Miranda del Castañar y de un noble de la villa de San Martín.
De su antiguo esplendor quedan parte de la torre del homenaje y los muros de su cerca principal, que cobija el cementerio de la localidad. En lo alto de la torre se ha instalado un mirador, que proporciona espléndidas vistas sobre el entorno próximo.
Fuera del recinto, el antiguo patio de armas se ha convertido en la tradicional plaza de toros de la localidad.
Tras una cuidada restauración, el conjunto medieval acoge el centro de interpretación y Recepción de Visitantes de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia, como elemento divulgador de tan privilegiado enclave medioambiental.El centro también ofrece información histórica y patrimonial sobre la fortaleza que le presta sus muros. En la torre del castillo se ha construido un mirador privilegiado sobre ambas sierras y el caserío de San Martín del Castañar.

www.franciaquilamas.com Tel. 699132113 - 916732812 - 916732780 - e-mail Eloy Bullón, 18 - Santibañez de la Sierra - SALAMANCA - Castilla y León (ESPAÑA)